Hace unos momentos se acaba de aprobar la Ley de Eutanasia en España.
Cuando era un joven adulto, si surgía en las conversaciones este tema, yo siempre decía que para cuando yo la pudiera necesitar ya la tendríamos. Sería legal y accesible. Tenía una confianza ciega en ello (y claro, también que no me iba a morir de inmediato y eso si era un exceso de confianza).
No es que me sienta eufórico, pero sí que me siento satisfecho. En mi vida me ha tocado rozar esos supuestos y sé lo durísimo que puede llegar a ser para cualquiera tener que plantearse esa cuestión. Tanto en tu propia vida como para la vida de cualquier ser que amas (humano o no).
Siento una profunda tranquilidad al pensar que podemos ayudar a dar paz y ofrecer soluciones cuando ya no queda ninguna y todo lo que queda es indignidad, dolor, frío infame y crueldad desmedida.
Estoy enfadado y seguiré enfadado por todos aquellos que han retrasado este momento. Que se han opuesto como si eso fuera con ellos, como si aprobar esta ley supusiera que a ellos se les forzara a algo.
Siento una profunda tristeza por el dolor que causan.
Siento que no tengo nada que ver con ellos. Que no comparto especie, ni sentimientos, ni emociones, que su inteligencia (sea cual sea) no tiene nada que ver con la mía (sea cual sea). Los vegetales y otros animales con los que comparto planeta están mucho más cerca de mi a todos los niveles.
¡Gracias! Gracias a todos aquellos que con su sacrificio han ayudado a que esta ley prospere.
Queda seguir trabajando en la misma línea. Sí, hay que seguir porque aún faltan muchos países en la lista.
Para saber más: La Mort de Eluana Englaro i Amo i senyor del propi cos
Ⓒ Ricardo de la Casa Pérez – 18 Marzo 2021