El sujeto iluminado por un sol a punto de ponerse, parece sumido en sus pensamientos. De forma liviana, quizá simplemente está escogiendo música que ilumine el placer de la puesta de sol que contempla. O es tan solo, como apunto en el título, una simple epifanía del caos.
Se puede tardar en descubrir que por mucho que hagamos, digamos o pensemos estamos abocados a sumergirnos en las lágrimas de la anarquía.
Algunos pueden pensar que ese es un pensamiento lúgubre. Reflexionando, las dos caras de la moneda son, al final, representaciones de los sutiles matices de la misma idea. Invenciones humanas para delimitar realidades alternativas con pocos o ningún fleco. Así que te lo puedes tomar como tu estado de ánimo prefiera.
Aquellos abocados a la tristeza se sentirán en comunión con el sujeto, experimentando placeres en general tímidos. Por el contrario, aquellos que vuelcan sentimientos positivos se verán envueltos en una vorágine de paz.
En cualquier caso, descubras lo que descubras, seguirá siendo una epifanía. No siempre se entiende todo lo que se mueve a tu alrededor, pero existe el placer de mirar y disfrutar con ello. Bueno, pueden acusarme de tener un punto de vista romántico de la vida, no se lo voy a negar.
Hay que dejar de tener todo controlado a nuestro alrededor (si lo sé, prima la seguridad, somos animales), dejar que el agua se escurra de tus manos alegremente sin intentar retenerla. Solo hay que sentir, experimentar, dejar que te llene (o te vacie) sin intentar dominarlo o entenderlo.
Sorprenderte.
Creo que así soy más feliz.
Ⓒ Ricardo de la Casa Pérez – Agosto 2023
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