Sufrimiento

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Intente olvidar por un momento todo el bagaje cultural que lleva esta imagen.

¿Difícil verdad? Para nosotros es casi imposible. Quizá con el tiempo y haciendo un ejercicio de libertad, podríamos.

Lleva aparejada tanto simbolismo esculpido en nuestro interior que no nos podemos desembarazar de la carga emocional que arrastra. Demasiado peso, demasiados años. Tiene un propósito claro.

Como representación del sufrimiento es espectacular. Tanto, que daña nuestra alma tan solo intuirlo. Una tortura visual que se expande a través de cada nervio hasta la última célula de tu cuerpo. Eso es el efecto que se busca. Desnudar el alma, dejarla inerme, bajar las defensas.

No quieres verlo, pero te sientes atraído. Hoy en día sigue existiendo, está en cada esquina, cada rincón de este planeta. Hacemos oídos sordos. cerramos los ojos para que esa ira no nos sacuda las entrañas.

Los comerciantes del dolor la usan sin pudor. Solo espero que algún día se den cuenta del gran error que supone. Usar cierto tipo de lenguaje menoscaba la humanidad, legítima ciertos comportamientos que conducen a un calvario gratuito e inútil.

Ⓒ Ricardo de la Casa Pérez – Agosto 2023

 

Ciclistas

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La humanidad siempre acaba sorprendiéndome. Siempre, para lo bueno y también para lo malo. No vamos a hablar de esto último. No vale la pena gastar energías en quejarse.

Volví a pasar por delante de Antoni Gaudí y si la primera me hizo gracia el par de turistas que descansaban, consultaban la ruta sentados junto a tan insigne arquitecto, la segunda me pasmo la sonrisa de la ciclista que se inmortalizaba junto a él.

Para nada cohibida, exultante, con la bici invadiendo el espacio vital de Gaudí y este entre absorto y distraido me dedique a fotografiar la escena que tenía un no sé qué de esos momentos álgidos que se evaporan en cuanto te das la vuelta.

Y allí se quedaron ellas y él. Compartiendo secretos y esperanzas.

Y allí se quedaron las bicis, mudos testigos del camino recorrido. Susurrando lo que aún les faltaba por conocer.

Y en el ambiente flotó la fragancia de esos momentos mágicos. Un palpito que acaricia tu corazón y sin saber porque sonríes de una felicidad que no logras recordar pero que inunda cada fibra de tu ser.

Ⓒ Ricardo de la Casa Pérez – Agosto 2023

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Novios

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Cuando llegamos a la catedral, que yo recordaba espectacular, no nos dejaron entrar.

–Está cerrada hasta las 13 horas –me comentó el hombre.

Ante mi cara de asombro, el mismo hombre, muy bien vestido, continuo con un escueto

–Se celebra una boda.

Y sí. Justo en ese momento, se paró un coche junto a nosotros y se bajo el novio y la madre. Ambos vestidos para la ocasión.

Llevaban un par de fotógrafos (video y fotografía), no iba a ser menos en una boda celebrada el sábado 16 de junio en ese lugar.

Aproveche para hacerles algunas fotos. La gente tan puesta suele ser bastante fotogénica. Se colocaron justo en la puerta y allí posaron para deleite de la concurrencia y también, todo hay que decirlo, de cierto enojo por todos aquellos turistas que no pudieron traspasar las puertas.

Arrugue el ceño. No tenía tiempo para quedarme hasta tan tarde. Había que comer y llegar a Valladolid ese mismo día. Ya que no podía entrar, la rodeamos ya que no recordaba nada de mi anterior visita (solo habían pasado 50 años, una minucia, yo entonces era un adolescente ingrato).

Al regresar a la puerta debía haber pasado unos treinta minutos largos, quizá algo más. Pude ver el coche del que se bajaba la novia y la seguí.

Llegaron al umbral de la icónica puerta de la catedral y la escena se repitió de nuevo. No podía entrar, pero podía hacer fotos. Así que insistí mientras en mi mente aparecía ya la foto que ilustra este texto. El fondo negro me facilitaba que cogiera ambas fotos y las montara juntas. Sí, estaremos de acuerdo en que todos son estereotipos. Y sí, el montaje no es para nada casual, todo lo contrario pretende acentuarlos. Nada de sutilezas o pistas sibilinas. Directo a la yugular. No vale la pena andarse con medias tintas. Al fin y al cabo las bodas se han convertido en un espectáculo variopinto a cual más extraño.

Eso sí. Tendré que volver por allí, pero será agradable volver a intentarlo. Quién sabe, quizá vuelva a encontrarme con alguna otra singularidad que me impida entrar y tendré que posponerlo, pero León bien merece más visitas.

Ⓒ Ricardo de la Casa Pérez – Agosto 2023

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Boira – Niebla – Fog

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Reconozco que hay cosas que no salen como quieres. Yo iba convencido de encontrarme un mar agresivo y no hubo nada de todo eso. La calma chicha era la norma. Las mareas subían y bajaban sin olas. Hora tras hora. Día tras día. Quería olas, espuma, quería que el agua azotara la piedra, deseaba escenas dramáticas. No hubo nada de todo eso. Era peor que en un lago. Superficie plana. Un placer para navegar, pero fotográficamente hablando muy aburrido. Demasiado.

En cambio, me encontré con unos cielos alucinantes. Cosas que jamás había visto. Bueno sí. Como efecto especial en alguna película donde los alienígenas nos invaden. De hecho, es más fácil encontrar un mar embravecido que un cielo que parece que te lo hayan preparado para ti.

Siempre digo que la inspiración te ha de pillar sentado y con la pluma (o lo que sea que uses para escribir) en la mano o al alcance de tus dedos. Amanecía e iba en busca de uno de esos buenos (y en general escasos) momentos donde cielos y mar (en este caso el Cantábrico) montaran una buena escena.

Y no salí decepcionado. No estoy seguro de que con un mar movido la escena tuviera tanta fuerza. En todo caso, era la primera vez que veía algo así. Hice fotos, esta es la prueba, pero me quede absorto disfrutando de ese pequeño momento mágico. Apenas duro un suspiro.

 

Ⓒ Ricardo de la Casa Pérez – Agosto 2023

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